La ciudad acomplejada

lunes, 16 de julio de 2012


Luego de la visita al nuevo Falabella Villa Country, de Barranquilla, quedé como siempre emocionada con esta cadena de tiendas. Prendas que reflejaban las principales tendencias de la temporada, y muchos básicos fáciles de combinar para crear un outfit acertado.
Muchos clutches, neón, florales, cuero, plisados, studs, fueron algunas de las características predominantes en la sección de vestimenta.

Coincidí asistir, sin quererlo a la semana de rebajas, asi que llevé varias piezas incluyendo un clutch negro que de hace rato venía buscando, ya que antes significaba un problema a la hora de vestir algun outfit negro.

El posicionamiento y la afinidad hacia la marca se fortaleció una vez mas, sentimiento reforzado por el concepto general que vengo desarrollando hacia las tiendas de grandes superficies en la región caribe, que últimamente han decaído en servicio al cliente y rayan en la ineficiencia.

Ahora bien, de acuerdo a buenas nuevas, Falabella abrirá sus puertas en la ciudad de Cartagena, en un centro comercial que aún está en construcción. Pero, ¿qué podríamos esperar del mercado cartagenero frente a la apertura de esta nueva sede?

Uno de los fenómenos mas visibles en cuanto a consumo en Cartagena es al que yo llamo "complejo de pueblo". Es aquel que consiste en que al tratarse de una población pequeña, todo, pero absolutamente todo, tiende a popularizarse rápidamente, lo que hace que decaiga la percepción de valor de la marca, lugar, etc.
Es así como los lugares o marcas que antes parecían dirigidas hacia un grupo específico son utilizadas masivamente, haciendo que disminuya significativamente el interés de ir o usar.
Por ejemplo, las zona del arsenal que era reconocida por sus discotecas, incluso a nivel nacional, ya no son lo que eran antes, pues su oferta decayó al popularizarse demasiado, haciendo que los focos de interés de rumba se hayan mudado hacia otras zonas de la ciudad.

En el caso de las marcas de vestuario, veo el mismo proceso, por lo menos personalmente, en el que por ejemplo encuentro a la marca Tennis, que está ridículamente popularizada en cualquier estrato de la ciudad.

Por supuesto sigue existiendo la exclusividad en algunos sectores, pero de eso no trataremos aquí.

Ahora bien, ¿con la llegada de Falabella a Cartagena, será posible que ocurra lo mismo, o se presente una dinámica de consumo mas discreta por el direccionamiento de precios que maneja en las secciones de perfumería, relojería, maquillaje, o las secciones de calzado, vestuario o tecnología? Inaugurará y veremos.

Lo cierto es que me atrevería a vaticinar que las personas podrían juntarse a la entrada de la tienda para poder entrar, como cuando abrieron una sede del Almacen Éxito en dicha ciudad, para finalmente llevarse algo de un módico precio, o sencillamente salir con las manos vacías. No puedo esperar cuál será la estrategia de promoción de Falabella para su apertura en Cartagena, asunto que considero como una apuesta a la competitividad, y sobretodo al desarrollo que tanto necesita la ciudad.

juststrikeaposeblog

¡Fashion mistakes que no quieres cometer en tus vaciones en Cartagena!

martes, 10 de julio de 2012


No hay nada mas delicioso que irse de vacaciones.
Conocer otra ciudad, caminarla hasta el cansancio como loco nuevo, mirar vitrinas, admirar el ambiente y la cultura, ademas de respirar el aire que hasta se siente con un nuevo aroma: el de la libertad de la rutina. ¿Quién no disfruta de unas buenas vacaciones?

La idea de cambio es lo que nos gusta, aunque guardando bajo la manga la seguridad de que regresaremos nuevamene a la vida regular.
De esta manera el cambio, que es lo que soporta este post, resulta supremamnte interesante cuando significa el traslado de felices turistas, desde una ciudad fría, como Bogotá, a una cálida y bañada de playas, como Cartagena.

Cambio de clima, significa cambio de outfits. Significa acoplarse a las exigencias climáticas, a las costumbres, a las tendencias del lugar al que se visita.

Por supuesto no es algo sencillo: verse bien y sentirse del mismo modo en una tierra ajena, supone un poco de esfuerzo. Incluso desentonar por completo tampoco lo es: hay que tener criterio hasta para eso, la estética no perdona.

Ahora bien en cuanto a tendencias sobre esto les puedo comentar que:

- Zapatos de playa: Se que los usan los cuidadores de delfines y tiburones en las islas del Rosario, alguno que otro ... No sé, no recuerdo a quien mas se los he visto, sinó a los turistas que vienen del interior. No se si será aversión a la arena de mar, alergia en los pies debido a esas partículas, o si es en prevención de algun erizo en el lecho marino, pero los usan y solo los turistas, no extranjeros.

Nunca me ha pasado nada por pisar la arena de playa, considero que sentirla hace parte de la experiencia, y es uno de los pocos sitios publicos en el que está perfectamente aceptado que se esté descalzo: los zapatos simplememte desentonan, son antinaturales.

El mercado de las zapatillas de playa, esas que son del material similar al del traje de buzo, que llevan un elastico que al halarlo se ajusta las ajustan al pie, se mueve gracias a todos los antes mencionados, pero no los excluye de ser considerados como un atropello a lo fashion.

Con el mayor respeto y honestidad posible, en la costa colombiana se reconoce al cachaco porque los lleva, aclaro: se menciona dicho regionalismo porque es el mas representativo, y no significa que visitantes provenientes de ciudades como Medellin, Cali o cualquier otro, se excluyan de esta onda.

Unas flip flops son el complemento ideal para vacaciones.
Los otros son mas apropiados en casos extremos como cuando exista riesgo de contacto con objetos que puedan causarle lesiones, tales como astillas, piedras, o conchas cuando vaya a estar en una zona de mar abierto.

- Aún sigo sin comprender a todos aquellos bañistas que se sumergen a las calidas aguas en boxer o ropa interior, algunas con encaje, con florales o lunares estampados, otras con "recatadas" transparencias debido a el porcentaje de algodón de sus prendas.

Sobretodo no falta aquel que escogió el interior con el mas desgastado elástico, que le provoca en repetidas ocasiones a causa de la marea, una leve caida de su prenda.
También están aquellas que consideran que los tejidos micro, como los que ofrece Punto Blanco son tambien traje de baño: craso error.

Lo mejor de esta parte es que ninguno de todos estos "modelos a no seguir", aparentan estar perfectamente cómodos, sin remordimiento o verguenza, frente a los demas bañistas que no muestran con la precisión de calco sus partes.

Ya sea por cuestion de economía (porque Cartagena no es solo corralito de piedra, sino una gran cantidad de barrios pobres que ni siquiera tienen alcantarillado), gusto, despreocupación (a nadie le deseo ese nivel de relax), o simplemente se le ocurrió un chapuzon de imprevisto, esta es una situación llamativa.

- En cuanto a hairstyles no es secreto que playa significa chaquiras o trenzas de hilo en el cabello de las niñas, hasta adolescentes.

Por diversión y por vivir la experiencia lo hacen las mujeres adultas.

Hasta ahí todo marcha bien, no hace mal mezclarse un pco con la costumbre y tener el recuerdo de que cuando estuvo en Cartagena se las hizo, poder ver las fotos con las decenas de cuentas de colores en su cabellera.

Pero ver a un hombre con chaquiras en el cabello, no tiene precio, y no por bueno, sino porque genera je ne sais quoi que perturba la calma.

¿En que momento, supongo yo, una broma, el producto de una apuesta, o la persistencia de una vendedora logró que uno de ellos se dejara colocar chaquiras, para que luego se propagara a muchos que por ahí pasean una especie de china o capul improvisado, repleto de estos aros de plástico, mientras el resto de su cuero cabelludo exhibe un corte muy masculino? Si estaban considerando un hook up en vacaciones, pueden olvidarse de inmediato con ese look. Sacar sus propias conclusiones.

- El portadocumentos de cuello. Con mencionarlo basta.

Estos cuatro casos que claramente ponen en desacierto las elecciones ante el cambio, son tendencias que sin duda se presentan y representan el imaginario de turismo en Cartagena de Indias.

En ningun momento la intención es demeritar, es sencillamente una observación detenida, de lo que se percibe en las calles y playas.

Hay muchos otros comportamientos que se derivan de tendencias, pero que no estan tan consolidados como los anteriores, así que en una proxima ocasión se podrian citar.

Mas allá del cambio, las razones psico-sociales que implican estos comportamientos en cuanto a moda en ambientes completamente fuera de lo cotidiano, son las que me gustaría que se dedujeran. ¿O es que acaso en Cartagena no se cumple la popular emnienda de: al lugar que fueres, haz lo que vieres?

Rubber fever

Nunca los aprobé, no los usé o usaré.
En Colombia muchas personas siguen la corriente del arcaico furor, de la intangible ley de que si todos lo usan, "yo tambien tengo que hacerlo".

Algunos no escatiman en ocaciones, climas o intenciones: utilizan las prendas porque es lo que está "in", porque es lo popularmente aceptado, siendo que posiblemente en un momento pasado nunca se habría imaginado llevando determinada prenda, por miedo a llegar a estar en la luz del "fuera de lugar".

Es importante recalcar que en la configuración del estilo propio, el personal, no es necesario acoger cada una de las las tendencias que ofrece el mercado, ya que todos no poseemos las mismas fisionamias o inclinaciones estéticas.
Es por ello que aunque llegue a gustarnos algo, en nuestro subconciente palpita la idea conciente, de que no lo usaríamos porque no es nuestro estilo, o porque no va con nuestra silueta corporal.
Pero mas fuerte que esta voz de la conciencia de la moda, es el deseo colectivo de aceptación e inclusóon, que pertenece al tercer escalón del triángulo de las necesidades de Maslow: el de las necesidades de la estima, y relaciones sociales.

En las decisiones de compra y de uso frente artículos de moda, esta es una de las necesidades que mas efecto tiene, pues puede llevar a olvidar aspectos que en un principio resultaban importantes, que pasan a segundo plano para materializar el deseo de transferencia de cualidades sociales que brindará el objeto al portador.
Se considerará ésta como al principal premisa que explica el uso del objeto que hasta el día de hoy me genera un poco menos que repulsión.
Intentando analizar otros factores que podrían llevar a esta desviación del estilo, podría vaticinar que se debe al blando fundamento que tienen muchas personas en su manera de vestir, haciendo que caigan en cualquier tendencia solo porque sí.

Esta no clasifica en una historia de desamor. De hecho nunca los ame. Su flirtreo no tuvo suerte conmigo, ni su argumento publicitario.
Lo mejor de esta historia es que se encuentra en el rumbo de la alegría, ya que son menos las personas las que los llevan, y sigue en aumento la mayoría que lleva zapatos de verdad.

Los chicos ya no los intercambian, y en las vitrinas les destinan menor superficie que antes.

El comercio popular ha virado hacia otros estilos y materiales con la llegada de la primavera, dando la impresión de que ha vuelto la normalidad. Incluso sus imitaciones van en decenso.
Son menos los niños que atosigan a sus padres para que les compren unos, y son menos las mujeres que buscan un color específico, por el que antes se morian, e incluso repagaban porque era muy "cool", americano e internacional.
La tasa de adolescentes que usualmente acompañaban el objeto del que es motivo este post, con shorts de jean mínimos, pero con toques acentuados de falta de gusto y presencia, ha bajado. Esto verdaderamente genera un suspiro de paz.


Las tiendas especializadas en donde los venden, presencian los indicios que revelan que la concentracion del aroma caracteristico de sus locales es inversamente proporcional a las ventas: cuanto mas concentrado, menos ventas.
Hace un año, era imperceptible ese aroma, es mas, con el agudo olfato que poseo, no me había percatado de su presencia. La memoria olfativa lo asocia a una referencia: la visita a una fabrica de pvc.
La disminución en la afluencia de clientes que anteriormente frecuentaba la tienda, supone en parte que el aroma se mezclara con otros para finalmente no concentrarse como lo hace ahora. Claramente el vacío y la soledad es lo que se pasea por esas tiendas.

Son síntomas verifican la bajada de la fiebre. Un descanso para muchas (os) fashionistas.
Ya los Crocs pasaron de ser protagonistas de la vestimenta.
Las personas que los tuvieron, apreciaron los cambios: se despegaron, dañaron, desgastaron.

A eso se le llama ciclo de vida de producto, y gracias a ello muchos los dejaron de usar. Un total descanso para el exceso de exposición que tuvieron en las calles de toda Colombia.
Comprendí sus bondades, pero su estética no me convenció.

La razón para su uso precisamente no es la estilización de la figura, sin embargo, este fenómeno de consumo social fortaleció mi teoría de hay una desertización en el criterio de estilo y moda.

¿Es posible acaso que todos ellos se guiaran por el fin de la comodidad, y no por el de la imagen proyectada? No lo creo.
Tampoco creo que prentendieran generar una imagen de torperza e infantilismo.
Siguen robando miradas, como la que me saquearon cuando estaba de rumba cierto día, todos muy arreglados de acuerdo a la ocasión, y mediante una requisa visual a un hombre bien parecido que pasó a mi lado, detecté un par de crocs en sus pies.
En verdad el descaro es grande. Y el mal gusto tambien.

Aun así ahora los días son mas tranquilos, ya no hay merecedores de tanto estrés en la vista.

¡Gracias destino!